10 DE OCTUBRE
La obstetriz/obstetra contribuye significativamente a la reducción de la muerte materna mediante la atención con calidad de la gestante, su hijo, pareja, familia y comunidad en general.
Contribuye también en la prevención del embarazo en adolescente, de enfermedades de transmisión sexual y del cáncer ginecológico.
Fomenta la integración familiar y de pareja, estimula la adecuada comunicación, promoviendo estilos de vida saludable.
Contribuye en la ejecución y proyectos de desarrollo de la población en general.
Vela por la salud sexual y reproductiva en base a principios, valores, respeto a los derechos, defensa de la vida desde la concepción.
ANTECEDENTES DE LA PROFESIÓN DE OBSTETRICIA EN EL PERÚ
En el Perú, las culturas preincaicas (2500 años a.c.) ya sabían que el embarazo era producto de la relación sexual, tenían mecanismos de planificación familiar y existían mujeres que ayudaban en el parto. La historia peruana revela que en el año 1025 a.c. se prescribían infusiones de la hierba Witapallo, con el fin de aminorar el dolor de las parturientas.
En el siglo XVII, en Lima, la profesora de obstetricia Feliciana de Jáuregui trató de erradicar el empirismo obstétrico que estaba causando mortalidad. En 1781 el padre Francisco Gonzales Laguna ya escribía sobre la necesidad de formar personas para la asistencia de las mujeres en sus partos: "Debían ser estas instruidas, examinadas, aprobadas, juramentadas y en suficiente número; y asimismo excluidas del oficio, bajo graves penas, las que se introdujesen en él, si así no fuesen". El mismo religioso proponía una cartilla para la educación a parteras con normas y principios morales; fijando las primeras pautas para la formación científica, técnica y profesional de la Obstetricia.
En el Perú, antes y sobre todo después de la gesta independentista de 1821, los partos eran atendidos en los domicilios por parteras aficionadas, con los riesgos que esto implicaba, pues no tenían estudios en la materia, solo la práctica de su oficio por haber asistido otros partos. En estas circunstancias llegan al Perú, provenientes de Europa, dos destacados profesionales de Obstetricia: el Dr. Juan Fessel y Benita Paulina Caudeau de Fessel (en el Perú fue conocida como Madame Fessel); fue entonces que el Dr. Hipólito Unanue, Ministro de Salud de la época, propuso al gobierno crear una clínica de maternidad para la atención de partos a las madres pobres, así como la capacitación de jóvenes para que estudiaran la ciencia y el arte de la Obstetricia tal como se acostumbraba en las Escuelas de Francia. Don Andrés de Santa Cruz, Jefe de Gobierno, mediante Decreto del 10 de Octubre de 1826, determina que en el Colegio de Santo Tomás, en la ciudad de Lima, se estableciera una Escuela de Parto (hoy Escuela Académico Profesional de Obstetricia de la UNMSM) para la formación de jóvenes en el arte y ciencia de su atención y una Casa de Maternidad (hoy Instituto Nacional Materno Perinatal) para socorrer a las mujeres pobres en sus partos.
Dicha Casa de Maternidad sería financiada por la Sociedad de Beneficencia Pública y dirigida por Madame Benita Paulina Caudeau de Fessel, quien puso en ejecución el Plan de Estudios que incluyó los cursos de anatomía, fisiología, parto normal y con complicaciones, entre otros. Es así que el Estado reconoce a la Obstetricia como profesión, tempranamente en la vida Republicana. En 1827, en el informe de don Matías Maestro, publicado en el diario oficial El Peruano, ya se leía: "Con justa razón ocupará el primer lugar esta casa, que por su trascendencia en el bien, será la más útil. Su oportuna ubicación en el que fue Hospital del Espíritu Santo, bajo la dirección de Madame Fessel, cuya inteligencia en el arte de obstetricia acreditará el curso elemental que está imprimiendo, hará ver que los conocimientos de esta profesión nos eran desconocidos, como son apreciados en todas las cortes de Europa"
El 2 de enero de 1829, se dicta la primera clase de Obstetricia bajo la conducción de madame Fessel quien estableció reglas para el funcionamiento de la Escuela de Partos, entre ellas:
- Nadie podría en lo sucesivo ejercer la honrosa y difícil profesión de partera sin haber cursado estudios en la Escuela.
- Las alumnas más aplicadas, con talento y buena conducta y con mayor esperanza de aprovechamiento, ingresarían como colegialas residentes, hasta ser instruidas en el arte, obstetricia, sangría y vacunación.
- La necesidad imperiosa de realizar el estudio teórico y práctico del parto, para atender con eficiencia a la paciente y no arriesgar la vida de la madre y del niño.
- La verdadera práctica no se alcanza sino en las Escuelas de Partos, con intervención de los facultativos que explicarán en el maniquí las diferentes posiciones en que pueda presentarse el niño, y harán todas las demostraciones necesarias siempre antes de los partos.
- La necesidad de introducir nuevas técnicas y orientaciones para desterrar los defectos de los tiempos bárbaros anteriores.
Sin embargo, la agitación política que vivía el país por aquellos días, no permitió ejecutar las medidas dictadas. La persistencia de Madame Benita Paulina Cadeau de Fessel para crear en Lima la Escuela de Parteras, determinó al fin su fundación, el 14 de mayo de 1830.
Madame Benita Paulina Cadeau de Fessel, dirigió dos años La Casa de Maternidad, convirtiendo a Lima en la primera ciudad en la América Meridional, que contó con un centro docente para preparar a las llamadas matronas, hoy obstetras.
En 1836, Madame Fessel, delicada de salud, retorna a Paris, asumiendo dicho cargo, la Sra. Manuela Torres el 31 de diciembre de 1836. En 1850 La Junta de Medicina señala los requisitos para obtener el diploma de Matrona. En 1856, durante el Gobierno Provisional de Ramón Castilla, se oficializó la inclusión de la Cátedra de Obstetricia en la Facultad de Medicina, para la enseñanza de partos y enfermedades puerperales. Ese mismo año funcionan las dos escuelas, la de Medicina y la de Obstetricia. En 1895 la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos incorpora a la Escuela de Obstetrices a la Facultad de Medicina de San Fernando. Desde 1923 la profesión solo se ejerce por quienes posean título universitario y la licencia. Era obligatoria igual que para médicos. El perfil estaba orientado a la atención pre, intra y postparto, así como el reconocimiento de la prescripción de fórmulas cordiales, tónicas, de sepsis y antisepsis.
Don Manuel Prado, Presidente del Perú, en 1961 reconoce entre los profesionales de las ciencias médicas a médicos, odontólogos, farmacéuticos y obstetrices, para el reconocimiento de derechos especiales. El 15 de julio de 1975, mediante Decreto Ley Nº 21210 se constituyó el Colegio de Obstetrices del Perú, hoy Colegio de Obstetras del Perú, como entidad autónoma y representativa de los profesionales de obstetricia en todo el territorio, con personería jurídica y sede en la ciudad de Lima; se estableció la colegiación como requisito indispensable para el ejercicio de la profesión. La primera decana fue la Obstetriz Consuelo Montoya de Solar. Desde 1980, se reconoce a los profesionales de las ciencias médicas: Médico Veterinario y Obstetriz, nuevos niveles remunerativos que garanticen la línea de Carrera, en un proceso de recategorización.
El año 1981, se reconoce a la profesión de Obstetricia como profesión médica, indicando que los profesionales que ejercen la profesión disfrutarán de los mismos derechos que la legislación y demás disposiciones otorgan a la profesión médica El año 1985 el Ministerio de Salud aprueba la Directiva No 088-85-DVM sobre Lineamientos Generales en la Atención Obstétrica en los Establecimientos de Salud y señala las responsabilidades profesionales.
El año 1988 este mismo Ministerio, reconociendo la vigencia de la Ley Nº 23346, señala la definición de la carrera, estructura de cargo y funciones. ; y el año 1991, reitera el cumplimiento, en todos los establecimientos del Sector Salud, del perfil ocupacional de los profesionales Obstetras
HISTORIA DE LA OBSTETRICIA EN EL PERU
La historia del Perú se remonta a la época desde la prehistoria hasta nuestros días y puede dividirse hasta nuestros días y puede dividirse en tres periodos:
a-época de la prehistoria hasta la dominación de los incas
b-época del coloniaje
c-época republicana.
A. ÉPOCA PREHISTÓRICA HASTA LA DOMINACIÓN DE LOS INCAS
Se pueden apreciar conocimiento a través de las cerámicas de las culturas prehistóricas y de los cronistas En la etapa mitológica, admitían que existen seres superiores que ayudan en los momentos difíciles del parto En esta época algunas mujeres parián como lo hacen diferentes mamíferos y que apenas concluía el parto se dirigían al rio para lavarse y hacer sus cosas diarias Otras mujeres tenían conocimiento claro del embarazo, practicaban la planificación familiar. 2500 aac En el siglo II de nuestro era surgieron en el Perú dos grandes culturas las de las collas en las cordilleras y altiplanicie y la de los Chimús, Yungay y mochicas en las costas. Es la cultura mochica la que da origen al arte de la obstetricia como se pueden apreciar en sus cerámicas. Existían mujeres que ayudaban al parto. En la época incaica castigaban con el destierro y con la muerte quienes interrumpían el embarazo la obstetricia era un arte primitivo. La práctica del parto era tan natural, una vez producido el parto se lavaban los genitales y según su creencia se purificaban. Cuando se producían los partos complicados recién recurrían a las mujeres que tuvieron hijos gemelares ellas eran consideradas las maestras. Tomaban cocimientos de plantas especiales. Los partos gemelares y los deformes eran considerados como mal agüeros.
Dado que el parto en aquellas épocas prehistóricas ocurría de manera solitaria, sin acompañamiento, ha de considerarse que esa fue, asimismo, la época preobstétrica. La mujer primitiva en trance de parto se alejaba de los suyos para aislarse y dar a luz sin nadie en frente, sola, en las orillas de los ríos o de las lagunas, o, según las circunstancias, en la soledad del bosque o en la oscuridad de la caverna, padeciendo los dolores sin gritar, pues, las fieras merodeaban muchas veces a su alrededor. La posición instintiva que adoptaba tenía que ser en cuclillas, pues así le era más fácil y productivo pujar. Ella sabía, igualmente de manera instintiva, como lo saben las hembras de otras especies animales, que había que separar a su hijo de la placenta; lo hacía trozando el Cordón umbilical por machucamiento o con el filo de una piedra. El agua, que era para muchas tribus una deidad o elemento purificador, se encargaba de limpiar la sangre de los exploración ginecológica de la recién parida y del cuerpo del recién nacido.
LOS INCAS
Como se sabe, en la parte central de la América del Sur conocida con el nombre de Alto Perú floreció la cultura incaica, comparable a las culturas aztecas y maya. Para los habitantes de esa región el aborto era severamente castigado según disposiciones del Inca Pachacutec. No obstante se llevaba a cabo mediante la administración de purgantes o masajes en el vientre. Francisco J. De Urioste, de quien hemos recogido estas noticias, señalaba que el infanticidio estaba autorizado si el recién nacido presentaba alguna deformidad. Durante el embarazo la mujer debía reducir su actividad laboral, ayunar con frecuencia y privarse de algunos alimentos, especialmente la sal. Se invocaba a Pacha Mama y la luna, para que el parto tuviera una feliz culminación.
Según J. M. Balcázar en su Historia de la medicina en Bolivia, el parto era asistido. Las mujeres daban a luz boca abajo, en cuatro pies, las manos en el suelo: la comadrona recibía la criatura por detrás. Empero, refiere el Inca -Garcilazo de la Vega (citado por De Urioste) que las indias "parían sin partera, más era hechicera que partera". También cuenta Garcilazo que "llamaban Huaca a las cosas que salen de su curso natural, como la mujer que pare dos de un vientre, a la madre y a los mellizos daban este nombre, por extrañeza del parto, y nacimiento; a la parida sacaban por las calles con gran fiesta, y regocijo, y le ponían guirnaldas de flores, con grandes bailes y cantares, por su mucha fecundidad; otras naciones lo tomaban en contrario, que lloraban teniendo por mal agüero tales partos".
Parece, no obstante el anterior testimonio de Garcilazo, que el parto, en efecto, era asistido. Una prueba fehaciente la aporta Lucas Molina Navia al referir la existencia de huacos (alfarería preincaica e incaica) que muestran a la parturienta sentada asistida por una mujer. También señala Molina que existen huacos -sin duda documentos de gran valor histórico- que ponen de presente que la operación cesárea era practicada en aquellas calendas. En el Alto Perú, según De Urioste, la parturienta se encerraba con la partera; al esposo le estaba prohibido ingresar a la habitación. La placenta y la sangre eran enterradas y cubiertas con arena. La madre descansaba en decúbito ventral durante ocho días. El Inca Garcilazo por su parte refiere que "la parida se regalaba menos que regalaba a su hijo porque pariendo, se iba a una arroyo o en casa se lavaba con agua fría y lavaba a su hijo y se volvía hacer las haciendas de su casa como si nunca hubiera parido.
Una costumbre curiosa es la que relata J. M. Balcázar refiriéndose al territorio boliviano: luego del parto el esposo se metía en la cama para despistar a los malignos. No hay duda de que lo que estilaban era la covada" (del latín cubare: estar acostado), costumbre que se han prestado a especulaciones de diferente tipo y que, según parece, ha sido observada en los distinto continentes y en todos los tiempos. Bernad This en su libro El padre: acto del nacimiento cita a Max Muller quien opina: "La ciyvade se dice aún, en ciertas hablas de Francia, de la caprichosa costumbre en virtud de la cual, cuando una mujer ha parido, el marido se mete en la cama, toma al niño y recibe las felicitaciones de sus vecinos. De los países vascos o de los Pirineos españoles, esta absurda costumbre parece haberse difundido hasta Francia, donde recibió el nombre defaire la couvade (hacer la covada)". Bastian, también citado por This, considera que esta costumbre tenía la finalidad de engañar a los diablos para que no hicieran daño a la mujer ni al recién nacido; al mismo tiempo permitía al padre afirmar su paternidad. Como vemos, la tal costumbre no fue traída por los conquistadores españoles ni tampoco trasladada por ellos a Europa. Según la escrita norteamericana Gena Corea -feminista infatigable y exaltada-, la covada no ha tenido otra finalidad que suplantar las funciones de la mujer; mediante esta costumbre, al decir suyo, "los hombres reniegan o devalúan la importancia de la mujer y pretenden parir ellos mismo". Claro que ella interpreta la "pollazón", que es la simulación de los dolores del parto por el hombre, como una forma extrema de la covada. Entre los araucanos, habitantes del extremo sur del continente americano, tenía vigente la pollazón-covada, pues mientras la mujer paría, el marido guardaba cama y sólo se levantaba cuando aquella regresaba, es decir, a los ocho días posteriores al parto. Lo habitual era que permaneciera veinte días acostado, sin hablar, indiferente a todo, y su cuidado estaba a cargo de los vecinos, que le proporcionaban lo necesario para susubsistencia.
B. ÉPOCA DEL COLONIAJE
En esta etapa el ejercicio de la obstetricia guarda relación con el adelanto o atraso de los conocimientos que tenían en España Daban mas importancia a las guerras y dejaban de lado a la salud Se tomaban brebajes y no había avance en la medicina y por lo tanto en la obstetricia En 1630 aparecen en américa las primeras parteras La única profesora que se tiene conocimiento de esa época es FELICIANA DE JAUREGUI que ejerció la docencia en lima a fines del siglo XVII La cirugía obstétrica en el coloniaje muestra con la episiotomía que realizaban en algunos casos En 1781 el 25 de setiembre el virrey Agustín de Jáuregui expide un Decreto Supermo dado a conocer el 1 de octubre, por lo que se le obliga a algunos cirujanos a prácticas de la cesárea en los casos que se requiera y que culmina con la Real Cedula el 13 de abril de 1804, que dispone el modo de hacer la cesárea, después de la muerte de la paciente Hipólito Unanue reformador de la medicina peruana propone en su proyecto presentado al virrey Fernando de Abascal en 1805, la necesidad de proceder a la creación de la catedra de partos en el colegio de medicina donde saldrían comadronas preparadas para este arte El plan de Unanue constituye, el origen científico de la Obstetricia en el Perú
ÉPOCA REPUBLICANA
El 14 de Agosto de 1826, el Presidente Santa Cruz concedió la autorización de la creación de la casa de maternidad para ejercer la obstetricia en Lima; dirigida por la señora Paulina Benita Cadeau de Fessel, afines de socorrer a las mujeres pobres en sus partos y formar parteras instruidas y hábiles para poder criar y educar a los niños hasta la edad de los cinco años. El 14 de mayo de 1930 fue la fundación de la escuela de parteras en Lima que contó con un centro de docente para preparar a las llamadas matronas, hoy Obstetrices.
http://www.monografias.com/docs114/historiaobstetricia/historiaobstetricia.shtml
Fraternalmente
Dr. Luis Romero Yahuachi
No hay comentarios:
Publicar un comentario