Café
Recomendaciones
El café data de mucho tiempo
atrás, aunque su origen exacto se desconoce. Se cree que los primeros en
descubrir los efectos energizantes de esta planta fueron los etíopes, cuando un
pastor de cabras notó un cambio en el comportamiento de su rebaño después de
que los animales comieran las bayas de un arbusto del café. Desde allí, el café
fue extendiéndose por el resto de África y Medio Oriente, y luego hacia Europa
y el continente americano. El café es hoy un alimento consumido a nivel
mundial. Aunque sus mayores productores se encuentran en algunos países de
Sudamérica, Asia y, en tercer lugar, África.
No debemos olvidar que tanto el
café como el té intervienen en la absorción de hierro y calcio, por lo que su
uso esta desaconsejado para aquellas personas con anemia u osteoporosis.
Beber café en sí no es una acción
que pueda calificarse como “buena” o “mala”, pues todo depende de una serie de
factores, como la cantidad, la calidad del café, el momento en el que se
consume y el estilo de vida en general.
Todo en exceso es nocivo para la
salud. La cafeína, principal componente del café, estimula el sistema nervioso
central y aumenta la frecuencia cardíaca. Las mujeres embarazas y las personas
hipertensas, con obesidad o anemia, por mencionar algunas condiciones, deben
reducir o eliminar el consumo de la bebida.
ELIGE EL MOMENTO Y LA DOSIS
Si después de tomarlo sientes
palpitaciones o ansiedad, quiere decir que, o estás tomando demasiado, o debes
dejarlo.
El mejor momento para tomarlo
sería de 9h30 a 11h30 o de 13h30 a 17h, que es cuando los niveles de cortisol
(nuestra hormona del estrés) no están elevados. Lo más recomendable es tomar
café entre las 9:30h y las 11:30h, momento en el cual nuestros niveles de
cortisol (hormona del estrés) están más bajos.
Por otra parte, es interesante
alejar el café de las comidas ya que, entre sus compuestos, hay ciertas
sustancias que interfieren en la absorción de algunos nutrientes, como el
hierro y el calcio.
En 2016, la Organización Mundial
de la Salud (OMS) lo retiró del listado de elementos que pueden causar cáncer.
Concluyó, incluso, que podría ser beneficioso para proteger a las personas de
por lo menos dos tipos de cáncer, así como de afecciones cardíacas, trastornos
neurológicos, diabetes tipo 2, entre otras enfermedades.
No reemplaces tu desayuno por muchas
tazas de café para “engañar” al estómago. El combustible que necesitas para
comenzar tu jornada está compuesto por frutas, cereales y lácteos.
Si estás bien hidratado (con
agua, zumos naturales o infusiones de hierbas), te sentirás menos cansado y
estresado y, por lo tanto, sentirás menos ganas de beber café a cada rato.
También es preciso que duermas lo
suficiente a diario para que descanses bien y puedas evitar el consumo excesivo
de café.
Si últimamente estás muy
nervioso, irritable, de mal humor y con insomnio, quizás esta bebida te esté
perjudicando. Reemplázalo por tisanas naturales o café descafeinado, que te
reportarán más beneficios como, por ejemplo, tranquilidad y relajación.
En caso de que sufras de
hipertensión, trastornos cardiovasculares, problemas renales, embarazo, anemia
u obesidad, evita el consumo de café o reducirlo al máximo.
No bebas café junto a
medicamentos antidepresivos o cigarrillos, ya que esto puede causar fuertes
dolores de cabeza, presión arterial elevada y migrañas.
Es más probable
que se tengan problemas o efectos colaterales si la persona, además de beber
café:
Fuma.
No hace ejercicio.
No será solo por el consumo de la
bebida, sino por la acumulación de factores de riesgo.
La cantidad recomendada de
consumo de cafeína al día oscila entre 400 y 500 miligramos. No es posible
medir esta cantidad exactamente por el número de tazas puesto que las hay
grandes y pequeñas, así como hay cafés más concentrados, más o menos filtrados,
etc. En promedio, una taza de café expreso (muy concentrado) cuenta con 250
miligramos de cafeína, lo que quiere decir que no se recomienda tomar más de
dos tazas al día. Si el café es menos concentrado, está bien tomar hasta tres.
Acompaña el café con alimentos
¿Te parece que el café acompañado
de un postre o un pastel dulce es uno de los grandes placeres de la vida? Por
ser una bebida caliente que favorece la digestión y la eliminación de líquidos,
una taza de café después de desayunar o almorzar es ideal.
A primera hora de la mañana no es
bueno que consumas únicamente café. Si bien esta es una bebida que te anima, tu
organismo necesita frutas, proteína y cereales para funcionar plenamente el
resto del día. Cuando pasas demasiado tiempo sin comer y toma café, hay
probabilidad de que tu estómago se inflame. No se te ocurra mezclarlo con otros
elementos como cigarrillo o antidepresivos porque puedes sufrir fuertes dolores
de cabeza u otras consecuencias negativas.
Evita agregarle azúcar al café
Acostumbra a tu paladar para que
disfrute el sabor amargo del café. En su composición, este tiene matices dulces
(varía según el tipo de café, el sitio en el que es cultivado, entre otros
factores), así que evita agregarle azúcar o endulzante. De este modo también
reduces la ingesta de calorías. Si definitivamente no quieres prescindir del
dulce, disminuye la cantidad.
Últimos consejos
Escoge granos que sean tostados y
oscuros. Estos producen más cantidad de antioxidantes en comparación con el
tostado regular. Son un poco más fuertes que los tradicionales, pero usarás
menos cantidad.
Consigue una cafetera adecuada
para prepararlo, y preferiblemente, evita las eléctricas, ya que no tienen el
mismo resultado que una tradicional. De esta manera, sacarás todo el provecho a
los granos y evitarás el desperdicio de producto. También puedes conseguir una
moledora de granos de café y hacer todo tú mismo desde cero para que tenga
tanto un sabor como un aroma bien intenso.
La cafetera italiana es una de
las preferidas por los amantes del café y en cuanto al producto como tal,
suelen preferir las variedades que provienen de Rodríguez de Mendoza,
Utcubamba, San Ignacio, Jaén, La Convención, Huamalìes, Huancayo, Chanchamayo,
Satipo, Oxapampa (Villa Rica) y Sandia.
ASÍ ES EL CAFÉ PERFECTO: consejos
para hacerlo en casa
Dos materias primas cuya calidad
hay que cuidar
Un agua de calidad para preparar
el café es la que su sabor sea lo más neutro posible y no tenga mucho contenido
en minerales; y en todo caso es recomendable filtrarla".
No al torrefacto (Café tostado
con azúcar), pues el azúcar se quema y es amargo y bastante tóxico. Dentro de
los tuestes naturales hay dos variedades principales de café, la arábica y la
robusta. Los cafés robusta son de baja calidad, tienen más contenido en cafeína
y se utilizan sobre todo en máquinas de vending y en solubles. Si lo que
queremos es calidad, nuestro café debe ser arábica y natural.
Lo mejor es que al comprarlo te
lo muelan en la tienda o en la cafetería. Del mismo modo es importante conocer
la fecha de tueste. El café no va a caducar, porque está seco y no te va a
hacer daño, pero lo óptimo es consumirlo entre el mes y los dos meses después
de haber sido tostado, no debe estar expuesto al aire ni a la luz.
La cafetera, ¿cuál deberíamos
tener? Todas las opciones son buenas. Las máquinas espresso, las automáticas y
la clásica italiana son perfectas si nos gusta el café muy concentrado. La
americana y la de émbolo también. Para un
infusionado largo se use un granulado más grueso y para uno rápido uno más
fino. La cafetera hay que limpiarla muy bien con jabón, para quitar los aceites
del café. Lógicamente, luego hay que enjuagarla con abundante agua para
eliminar cualquier resto de jabón y secarla cuanto antes con papel de cocina
para evitar la aparición de moho.
Si nos gusta el café solo, el
idóneo es el africano; si lo tomamos con leche, mejor los de Brasil y Colombia
Los cafés africanos, que suelen
ser más ácidos, van mejor solos, porque son mucho más frutales y con leche el
sabor puede ser un poco raro. Y los cafés de Brasil o de Colombia, que son un
poco más dulces, con un sabor tirando a caramelo, pueden quedar mejor con leche.
Bien por la leche fresca
Otro punto candente, si tomamos
el café con leche, ¿cuál es la más adecuada? La respuesta es clara, la fresca,
ya que la que está muy tratada pierde dulzor y naturalidad y la idea es que, ya
que estamos preparando un café de 10, la leche sea buena también. Si preferimos
combinarlo con bebidas vegetales, la de avena y la de almendra, sin azúcares
añadidos, van geniales. La de soja, sin embargo, tiene cierto sabor a legumbre
que creo que con el café no queda del todo bien. A la hora de servir el café, la pregunta
típica que nos hacen en los bares, ¿en taza o en vaso? Si nuestra respuesta es
"en vaso", es hora de cambiar de opción. El motivo es que la cerámica
de la taza tiene mucha más inercia térmica que el cristal y, como señala el
barista, "la taza al principio te baja un poquito la temperatura del café,
porque absorbe esa temperatura tan caliente, pero luego te lo mantiene más
tiempo caliente. En cambio, el cristal del vaso pierde el calor mucho más
rápido y tu bebida va a estar muy caliente al principio, pero en seguida va a
perder el calor. Por eso siempre es mejor la cerámica, la loza".
Fraternalmente
Luis Romero Yahuachi